jueves, 22 de diciembre de 2016

TE ESPERABA DESDE SIEMPRE (PÁRRAFO)





-¿Y qué tal con Pedro, Lucía? Parece un buen chico.

Lucía y su abuela estaban sentadas en el porche trasero de la casa, frente a la piscina vacía, tomando café después de haber cenado frugalmente y descansando del agotador día en el centro comercial. La temperatura era inusualmente cálida para la época del año en la que estaban.

La muchacha dio un sorbo a su café antes de contestar a su abuela.

-Es amigo de Jorge, de Jorgito ¿recuerdas? - la abuela asintió con la cabeza- Y su novia trabaja con él de enfermera, por eso lo conocí. Pedro da clases de historia. Sí, es un buen muchacho, un poco tímido, pero muy majo.

-¿Y su novia?

-Muy guapa, guapísima es. Maja, también, un poco torbellino para mi gusto, demasiado inquieta, no sé cómo él la aguanta. La verdad es que no pegan ni con cola. Pero bueno, parecen felices, que supongo que es lo importante.

La abuela Soledad dio un sorbo a su café y miró a si nieta, cuyos ojos oscuros vagaban por el jardín sin flores a aquellas alturas. La conocía demasiado. Y sabía que sentía algo por aquel chico.

-¿Te gusta? - se atrevió a preguntar a pesar de que sabía que tenía que andar con pies de plomo si no quería que Lucía la mandara a tomar viento de nuevo.

-¿Pedro? Abuela, pero ¿tú le has visto? No es mi tipo – contestó Lucía haciéndose la ofendida.

-Bueno.... no es guapísimo, tienes razón. Para guapo Lázaro.... y ya ves.

Lucía dirigió a su abuela una mirada asesina, ante lo que a la mujer no le quedó más remedio que pedir disculpas por sus palabras.

-Lo siento, lo siento cariño. No he dicho nada.

Lucía admitió sus disculpas y se quedó pensativa. Su abuela debería haber estudiado psicología, porque era un as descubriendo sentimientos escondidos de los que a veces ni uno mismo se percataba.

-Tienes razón, abuela. Tienes toda la razón. Lázaro era el más guapo y me hirió en lo más profundo del corazón. Pedro es un chico normal y corriente y sin embargo cuando estoy a su lado siento algo aquí – se tocó el pecho –, algo que me hace pensar, darle vueltas a la cabeza. No puedo enamorarme de él, abuela. Él ya es de otra.

-Lo malo es que en los sentimientos no se puede mandar y el amor, no lo olvides, no conoce de propiedades. ¿Lázaro era tuyo? ¿Te lo robó esa chica con la que se fue? No, Lázaro era una persona libre que decidió volar y voló, sin contar contigo. Con eso lo que te quiero decir es que da igual que puedas enamorarte o no, si el sentimiento está ahí, dentro de ti, te vas a enamorar de todas maneras. Y él no es de otra. Él es una persona que también puede volar, como hizo Lázaro.

-Ya, pero yo no quiero ser la causa de su vuelo. Sé lo mal que se pasa y no se lo deseo a nadie. Natalia es buena chica.

La abuela Soledad asintió con la cabeza.

-Depende de cómo se hagan las cosas, Lucía. No podemos obligar a los demás a que nos amen, y si no lo hacen, lo importante es ser honesto con la otra persona. Yo creo que el problema no fue que Lázaro hubiera dejado de quererte, lo realmente reprochable de su comportamiento fue que andaba con otras mujeres, sí, Lucía, con otras, en plural, y lo sé de buena tinta, mientras a ti te tenía engañada. Las cosas hay que hacerlas bien, con la verdad por delante. Recuérdalo. Y sé feliz. Haz todo lo posible por ser feliz. Y ahora, me voy a la cama, cariño. El día ha sido demasiado largo y estoy cansada.

Dio un beso en la frente a su nieta y entró en la casa. Lucía se quedó un rato más, mirando a las estrellas mientras sujetaba entre sus manos la taza vacía de café,, que se iba enfriando poco a poco. Ser feliz. Como si fuera tan fácil. Por unos minutos se imaginó la vida al lado de Pedro. Ella no podría darle lo que Natalia le daba. Ella se tomaba la vida con más calma y a lo mejor no era lo que él necesitaba. Cerró los ojos y se imaginó un beso de él. Se sorprendió cuando un ligero estremecimiento recorrió su cuerpo con sólo imaginar. Tenía razón su abuela. Era posible que se estuviera enamorando de él. Y si era así, nada iba a ser fácil.

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